La retinopatía diabética es una complicación común y potencialmente discapacitante a largo plazo de la diabetes. Esta condición surge cuando los niveles elevados de azúcar en la sangre dañan los pequeños vasos sanguíneos que suministran oxígeno y nutrientes a la retina, la parte del ojo que detecta la luz. Por lo general, ambos ojos se ven afectados.
La retinopatía también puede provocar glaucoma, un aumento de la presión dentro del ojo que puede amenazar aún más la visión. Si no se trata, la retinopatía puede llevar a una pérdida progresiva e irreversible de la visión. Esta condición es la principal causa de ceguera en personas de entre 20 y 60 años. Sin embargo, si la retinopatía se diagnostica temprano, la ceguera puede prevenirse. Aunque muchas personas con diabetes desarrollan problemas de visión, menos del 5 % sufren pérdida severa de la visión.
Para una persona con diabetes, el riesgo de desarrollar retinopatía está directamente relacionado con el tiempo que ha tenido diabetes. Tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 pueden causar daño retinal. Aunque la retinopatía generalmente no aparece hasta aproximadamente cinco años después del diagnóstico de diabetes tipo 1, puede estar presente en el momento en que se diagnostica la diabetes tipo 2. Después de 15 años con diabetes, el 98 % de las personas con diabetes tipo 1 y el 78 % de las personas con diabetes tipo 2 tienen algún grado de daño retinal.
Síntomas de la retinopatía diabética
La retinopatía diabética suele ser silenciosa. Un daño severo y permanente a la retina puede ocurrir antes de que notes cualquiera de los siguientes síntomas:
- Visión borrosa que no mejora con gafas.
- Visión que empeora, mejora y luego empeora nuevamente.
- Pérdida repentina de la visión, particularmente después de eventos como toser o estornudar.
- Ver "telarañas," "manchas" o un "agujero" en tu campo visual.
- Dolor ocular.