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Consejos de dieta y estilo de vida para revertir la enfermedad del hígado graso

Revisado Por Dra. Brunilda Nazario, MD en noviembre 27 del 2024
5 minutos de lectura

El objetivo principal del tratamiento del hígado graso es alcanzar un peso saludable mediante la dieta y el ejercicio. Si bien el medicamento resmetirom (Rezdiffra) ayuda a tratar esta enfermedad, se debe combinar con cambios en el estilo de vida para perder peso. Por lo tanto, ¿qué deberías comer?

En general, cuantos más vegetales incluyas en tu dieta, mejor. Esto ayuda a que la insulina funcione mejor y también facilita la pérdida de peso. 

Ya que cada persona es diferente, debes trabajar con tu médico para crear un plan de alimentación adecuado para ti.

Prueba la dieta mediterránea. Aunque no fue diseñada específicamente para personas con la enfermedad del hígado graso, esta dieta combina alimentos que ayudan a reducir la grasa en el hígado: grasas saludables, antioxidantes y carbohidratos complejos.

Algunos alimentos recomendados incluyen:

  • Pescado y mariscos
  • Frutas
  • Granos integrales
  • Nueces
  • Aceite de oliva
  • Verduras
  • Aguacates
  • Legumbres

Tus células utilizan glucosa, un tipo de azúcar, para producir energía. La insulina, una hormona, hace llegar la glucosa presente en los alimentos a tus células. 

Las personas con la enfermedad del hígado graso a menudo tienen un trastorno conocido como resistencia a la insulina. Esto significa que tu cuerpo produce insulina, pero no es capaz de usarla de manera eficiente. La glucosa se acumula en tu sangre y tu hígado la convierte en grasa.

Ciertas grasas en tu dieta pueden ayudar a que tu cuerpo use mejor la insulina. Esto permite que tus células absorban la glucosa sin que tu hígado almacene grasa.

Consume más de estas grasas:

  • Ácidos grasos omega-3: se encuentran en el pescado, el aceite de pescado, los aceites vegetales, las nueces (especialmente nueces de nogal), las semillas y el aceite de lino, y las verduras de hoja verde.
  • Grasas monoinsaturadas: presentes en alimentos de origen vegetal como aceitunas, nueces y aguacates.

Evita las grasas saturadas, ya que aumentan los depósitos de grasa en el hígado. Estos alimentos incluyen:

  • Aves, excepto carne blanca magra
  • Quesos enteros (con toda su grasa)
  • Yogur, excepto el yogur bajo en grasa
  • Carnes rojas
  • Productos horneados y fritos preparados con aceite de palma o de coco
  • Productos azucarados como dulces, refrescos regulares y otros alimentos con azúcares añadidos, incluido el jarabe de maíz de alta fructosa

La descomposición indebida de los nutrientes causa daño celular. Esto puede resultar en una acumulación de grasa en el hígado. Ciertos compuestos llamados antioxidantes pueden ayudar a proteger las células de este daño. Obtén antioxidantes de los siguientes alimentos:

  • Café
  • Té verde
  • Ajo crudo
  • Frutas, especialmente bayas
  • Verduras
  • Vitamina E. Puedes encontrarla en:
    • Semillas de girasol
    • Almendras 
    • Aceites vegetales líquidos con grasas monoinsaturadas como el aceite de oliva o colza

Los científicos están estudiando estos suplementos para determinar si pueden ser beneficiosos para tu hígado:

  • La baya o cereza de goji, una planta utilizada comúnmente en la medicina china, podría ayudarte a bajar de peso. Pero necesitamos más investigaciones para saber si esto es cierto.
  • El resveratrol, que proviene de la piel de las uvas rojas, podría ayudar a controlar la inflamación. Estudios contradictorios sugieren que su eficacia depende de la cantidad que consumas.
  • El selenio, un mineral que se encuentra en las nueces de Brasil, el atún y las ostras. (La mayoría de las personas obtienen suficiente cantidad de este mineral en su dieta.)
  • El cardo mariano. A veces llamado silimarina, que es el principal componente de sus semillas. Las opiniones son mixtas sobre si realmente funciona.
  • La berberina, una planta utilizada en la medicina china. En estudios preliminares, parece ayudar con el colesterol, la función hepática y el control del azúcar en la sangre. Pero se necesitan más investigaciones para confirmar su eficacia.

Consulta con tu médico antes de tomar cualquier suplemento. Estos pueden alterar el funcionamiento de tus medicamentos o causar otros problemas de salud. Es posible que no sean útiles si no tomas la cantidad adecuada de la manera correcta.

No se ha demostrado la eficacia de ninguna vitamina o mineral para el tratamiento de la enfermedad, pero no está de más incluir en tu dieta:

Vitamina D. Los niveles bajos pueden estar asociados con casos más graves de enfermedad del hígado graso. Tu cuerpo produce vitamina D cuando estás al sol. También puedes obtenerla de algunos productos lácteos. Elige lácteos bajos en grasa porque contienen menos grasas saturadas.

Potasio. Los niveles bajos pueden estar vinculados con un trastorno llamado enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés). Esto antes se conocía como enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés). Pescados como el bacalao, el salmón y las sardinas son buenas fuentes. También se encuentra en verduras como el brócoli, los guisantes y las batatas, así como en frutas como bananas, kiwis y damascos. Los productos lácteos, como la leche y el yogur, también son ricos en potasio. Elige opciones bajas en grasa.

Betaína. Podría proteger tu hígado de los depósitos grasos, pero los resultados de las investigaciones son mixtos. Puedes encontrarla en el germen de trigo y los camarones.

Si tu enfermedad de hígado graso se debe al consumo excesivo de alcohol, debes evitarlo completamente. Podría causar más daño al hígado. Si tienes MASLD, tal vez puedas tomar un trago de vez en cuando, pero no más de una vez cada dos meses. Consulta primero con tu médico.

Incluso perder solo el 5 % de tu peso corporal podría reducir la grasa en tu hígado. Si pierdes entre el 7 y el 10 % de tu peso corporal reducirás la inflamación y las probabilidades de daño a las células del hígado. Incluso podrías revertir parte del daño. Ve despacio: perder entre 1 y 2 libras por semana está bien. Bajar demasiado rápido de peso podría empeorar la situación. Si no consigues adelgazar, pregúntale a tu médico si la cirugía para perder peso es una opción para ti.

El ejercicio aeróbico puede reducir la cantidad de grasa en el hígado. Un entrenamiento intenso también puede reducir la inflamación. Los ejercicios de resistencia o entrenamiento de fuerza, como el levantamiento de pesas, también pueden mejorar la enfermedad del hígado graso. Intenta hacer ejercicio aeróbico de nivel medio a intenso durante 30 a 60 minutos, al menos 5 días a la semana, y entrenamiento de fuerza de nivel medio a alto, 3 días a la semana.

Sigue las recomendaciones de tu médico para controlar tu diabetes. Toma tus medicamentos recetados y vigila tu nivel de azúcar en la sangre.

Tomar medidas adicionales para conservar la salud del hígado pueden mantener tu colesterol y triglicéridos (grasas en tu sangre) en niveles saludables. Come una dieta sana basada en vegetales, haz ejercicio regularmente y toma los medicamentos que te haya recetado tu médico. Esto puede ayudar a mantener tu colesterol y tus triglicéridos bajo control.

Este contenido se publicó originalmente en inglés y se tradujo con el uso de varias herramientas editoriales, incluidas la inteligencia artificial, como parte del proceso. Un equipo de editores de salud de WebMD y de profesionales médicos revisó el contenido antes de su publicación.