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Carlos Bruno tenía 41 años cuando sintió que estaba a punto de alcanzar su propio sueño americano. Venezolano de nacimiento y residente de Miami, Florida, consiguió un trabajo como camarógrafo en Univision, la importante cadena de televisión hispana en Estados Unidos. Sin embargo, como si lo hubiera planeado, su hígado graso asumió el puesto de director y silenciosamente exclamó: “¡CORTE!”.

Bruno fue diagnosticado con esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH, por sus siglas en inglés), una enfermedad del hígado graso no alcohólica caracterizada por acumulación de grasa e inflamación en el hígado, que puede derivar en complicaciones graves si no se trata.

"Fui al médico pensando que tenía gastritis. Sentía mi estómago inflamado todo el tiempo y mi digestión era un desastre. Siempre me sentía lleno e incómodo", recuerda.

El diagnóstico desencadenó síntomas nuevos en su salud mental: ansiedad e insomnio

Bruno no perdió tiempo y comenzó a leer y estudiar sobre la MASH y otras enfermedades del hígado graso.

"Leí mucho sobre el tema. Todo tenía sentido. Mi hígado procesaba los alimentos mucho más lento, pero yo seguía comiendo tres veces al día. Para la tercera comida, la mayoría de los alimentos anteriores aún no habían sido procesados, así que el hígado comenzó a almacenarlos como grasa", explica.

El diagnóstico explicó sus síntomas digestivos, su vientre inflamado, su piel seca y su fatiga constante. Pero también desencadenó otros síntomas nuevos: ansiedad e insomnio.

"Mentalmente, pasé por etapas diferentes; se sintió como el final de una relación amorosa. Primero lloras, luego comienzas a aceptar la realidad. Tu cuerpo ansía algo que ya no puede tener. Eso me generó mucha ansiedad e insomnio severo", dice.

Cuando tenía treinta y tantos, Bruno iba regularmente al gimnasio, estaba en buena forma y lleno de energía, por lo que nunca prestó atención a su dieta. Comía lo que lo hacía sentir bien, los clásicos platillos venezolanos: arepas, cachapas, pan de jamón. Todos estos alimentos tradicionales venezolanos tienen como base harina de maíz, maíz sin procesar y quesos, que luego son fritos en aceite.

Decir adiós a sus platos favoritos le generó mucha ansiedad, no solo porque era comida reconfortante, sino porque ahora sabía que su hígado ya no podía procesarlos. En su lugar, estos alimentos provocaban inflamación dolorosa y liberaban toxinas en la sangre, lo que podía afectar su función cerebral.

La Dra. Lucero Rodríguez, psiquiatra en Doral, Florida, ha tratado a muchos pacientes con la MASH y otras enfermedades hepáticas que han desarrollado problemas de salud mental.

"El hígado es el órgano principal involucrado con el metabolismo en el cuerpo. Un hígado graso no puede eliminar toxinas, las cuales se acumulan en la sangre y afectan el cerebro. Veo muchos pacientes con enfermedades del hígado graso que sufren de confusión y desorientación, además de síntomas físicos y mentales como fatiga, depresión y ansiedad", explica la Dra. Rodríguez.

Las enfermedades hepáticas no tratadas pueden provocar efectos secundarios más graves en la salud mental.

"La MASH sin tratamiento puede derivar en encefalopatía hepática (HE, por sus siglas en inglés), cuando las toxinas afectan el cerebro de manera tan severa que pueden provocar depresión grave, demencia e incluso trastorno bipolar, ya que se reducen las inhibiciones del comportamiento", advierte la Dra. Rodríguez.

Los medicamentos pueden ayudar, pero Bruno eligió cambiar su estilo de vida

"Abordé mi enfermedad de manera radical", dice Bruno. "Eliminé el azúcar de mi vida, ya que se almacena en el hígado como grasa. Eliminé la mayoría de los carbohidratos, incluso los buenos, y agregué más proteínas y verduras, algo a lo que no estaba acostumbrado".

Estos cambios drásticos en la dieta fueron especialmente difíciles para alguien que creció en Venezuela, donde su alimentación estaba basada en maíz y harina.

"Solía comer una arepa frita todos los días. Era lo más familiar para mí, lo que conocía. Estaba grabado en el disco duro de mi nutrición. En algunos momentos realmente quiero una —soy mi peor enemigo a veces— pero luego recuerdo lo bien que me siento sin ella y el esfuerzo vale completamente la pena", afirma.

También eliminó el maíz de su dieta. Cada paso "doloroso" valió la pena.

"Mido 5 pies y 7 pulgadas y pesaba 216 libras cuando me dieron el diagnóstico. Cuatro años después, peso 187 libras. Hago cardio (ejercicio cardiovascular) y estiramientos en la mañana y camino una hora y media cada noche. Ahora duermo mejor que nunca".

Los medicamentos para la salud mental deben recetarse con precaución

La Dra. Rodríguez destaca la importancia de informar al proveedor de salud mental sobre un diagnóstico de enfermedad hepática.

"Al tratar a personas con ansiedad o depresión, es fundamental usar medicamentos que no sean procesados por el hígado", explica. Algunos medicamentos se eliminan a través de los riñones, lo que puede ser muy útil para reducir los síntomas de ansiedad sin afectar la función hepática.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina, el tratamiento de la salud mental y las enfermedades crónicas debe abordarse de manera integral. Es necesario un cambio en la forma en que actualmente se tratan estos problemas, ya que el vínculo entre el hígado graso, los problemas de salud mental y el aumento de peso es complejo.

Bruno ahora tiene 45 años y dice que nunca se había sentido mejor a pesar de los cambios difíciles que se han convertido en rutinas de estilo de vida en lugar de sacrificios.

“No hay cura para la enfermedad, pero se puede mejorar. El compromiso con un estilo de vida más sano es para toda la vida, pero créeme, tu salud en general te lo agradecerá”, afirma.

Resumen

No esperes a que tus síntomas se vuelvan intensos: hazte un chequeo para detectar la enfermedad del hígado graso si crees que podrías tenerla. Actúa tan pronto como recibas un diagnóstico. Sigue las instrucciones de los expertos e infórmate para tomar mejores decisiones de vida. Modificar tu dieta para hacerla saludable para el hígado vale la pena. ¡Te sentirás increíble! Haz ejercicio, como caminar, bailar o nadar. Mientras más grasa pierdas, menos grasa se almacenará en tu hígado.

Ver Fuentes

Crédito de la foto: iStock/Getty Images

FUENTES:

Carlos Bruno, camarógrafo, Televisa Univision, Miami, Florida.

Dra. Lucero M. Rodriguez, doctora en medicina, asistente médico profesional, psiquiatra, Doral, Florida.

Biblioteca Nacional de Medicina: “Psychological and Psychiatric Aspects of Treatment of Obesity and Nonalcoholic Fatty Liver Disease [Aspectos psicológicos y psiquiátricos del tratamiento de la obesidad y la enfermedad de hígado graso no alcohólica]”.

Dra. Karen E. Stewart, doctora en psicología, Departamento de Psiquiatría, Virginia Commonwealth University.

James L. Levenson, doctor en medicina, Departamento de Psiquiatría, Virginia Commonwealth University.